En España, país donde hay compatriotas (algunos muy conocidos, por desgracia), que se apellidan Matamoros (ochocientos años dan para estas cosas) y "judío" todavía es un insulto (aquí se juntan el antisemitismo secular con el odio al moderno estado de Israel), queremos ser más papistas que el Papa y más "solidarios" que Teresa de Calcuta. Así, si no estás a favor del "papeles para todos", sin matices ni excepciones, es que eres un facha, un racista, un xenófobo... Un derechista incluso. Sí, si ya lo decía anoche la inefable María Antonia Iglesias en el gallinero de "La noria" (Telecinco): "La derecha es racista y xenófoba por naturaleza". Lo repitió varias veces. De hecho, fue su única argumentación inteligible en todo el debate (por llamarlo de alguna manera). Y es que lo guay es aceptar a todos los que vengan, sean quienes sean y vengan de donde vengan. Que aquí cabemos todos... Menuda sandez. Ni en época de bonanza eso es posible. Menos aún en la situación actual de crisis, déficit público, endeudamiento... Pero en Estepaís nos creemos que el dinero del Estado crece en los árboles y que se puede hacer frente a todos los gastos que conlleva esta actitud tan infantil como funesta. Cualquier cosa antes de que nos llamen derechistas. ¿Qué digo derechistas? Ni centristas. Vamos, hombre.
Pues nada, nada. Como todos somos tan progresistas y tan solidarios, ahora tenemos una ocasión de oro para demostrarlo. Traigámonos a todos los supervivientes del terremoto de Haití. Y veremos lo bien que nos va. A nosotros... y a ellos.
domingo, 24 de enero de 2010
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