Se llama Carmela García, es concejala de IU en Vélez-Málaga y un claro ejemplo de cómo cualquier descerebrado que se lo proponga puede tener un cargo político. Ante las cámaras de televisión, y enarbolando su particular bandera de la prudencia, ha dicho que cada vez que escucha al concejal del PP «me entran ganas de darle dos galletas y ponerle la cara morada», además de no entender cómo la gente no le escupe en la calle.
jueves, 11 de febrero de 2010
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