La señorita Jové sabe que va a volver a España en perfecto estado de salud y en las próximas horas. Que no va a recibir cincuenta latigazos en una plaza pública, ni va a ser apedreada hasta morir, ni se va a ver obligada a pasear detrás de su novio, si es que lo tiene, con el rostro oculto y tapada hasta los pies como una esclava perteneciente al sexo humillado por el Islam, eso tan progresista. La señorita Jové puede seguir en España defendiendo desde su libertad a los palestinos, y nadie se lo va a impedir. Otra cosa es que el Gobierno de Israel estime conveniente devolver a su nación natal a quien no ha renovado su permiso de residencia. En España se han fletado aviones negreros de vuelta a centenares, y aquí paz y después gloria.
martes, 9 de febrero de 2010
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