Torcuato y Juan Ignacio Luca de Tena forjaron la identidad de un ABC confrontado a los huracanes. Sobre Guillermo caía, a final de los setenta, la difícil alquimia de conservar, de resistir la tentación moderna que a tantos otros se fue llevando por delante. Él siempre supo que era más importante la cabecera de su periódico que cualquier cosa. Él incluido. Porque en esa cabecera estaba el arquetipo de la historia española reciente. Porque en esa cabecera había preservado una anímica identidad buena parte de la España devastada por los dos huraños primeros tercios de su siglo XX. Y que sacrificarse para que esas tres letras pervivieran valía la pena. No la valen demasiadas cosas.
miércoles, 7 de abril de 2010
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