Como en tantas otras cosas en esta España en que nada es bueno ni malo en sí mismo, sino aceptable por ser de izquierdas e inaceptable por provenir de la derecha, el levantamiento por la guerra de Irak no fue más que un gigantesco ejercicio de hipocresía colectiva. Y no sólo del PSOE o el famoseo progre, sino también y muy especialmente de los ciudadanos que entonces se manifestaron y no han vuelto a preocuparse de qué sucede en Irak. Aquellos que cogieron aquella bandera porque estaba de moda y les hacía sentirse bien consigo mismos, pacíficos, solidarios. Aquellos a quienes jamás preocupó qué vida les esperaba a los iraquíes entonces ni qué tienen hoy día por delante.
viernes, 16 de abril de 2010
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