José García Domínguez en Libertad Digital
La verdad objetiva carece de interés alguno. Que Abu predique a voz en grito el crimen, se les antoja baladí. Nada importa, en realidad, el contenido expreso de palabras, ideas o hechos. Sólo su relación de fuerza frente al canon occidental resulta éticamente relevante: cualquier minoría, por principio, posee la razón; sensu contrario, la mayoría –tanto da cultural, étnica, religiosa o moral– deviene invariable reo de culpabilidad. Razón última, por ejemplo, de que la izquierda bienpensante se alinease con el asesino marroquí de aquel Theo van Gogh que osó insultar al islam. O del feliz idilio entre nuestro Caamaño y el airado Abu. Y aún no hemos visto nada.
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