Juan Ramón Rallo en Libertad Digital
Al menos Kant exigía que prevaleciera la justicia para aceptar que reventara el mundo. Otros parece que tienen bastante con llenarse el bolsillo a fin de mes a costa de unos madrileños a los que machacan inmisericordemente tan pronto como se les toca el fuero. Mientras la maquinaria estatal cuente con gas suficiente para seguir extrayendo sus emolumentos de una economía moribunda, poco les importa que tengamos cinco o diez millones de parados y que el Estado impague o no a sus acreedores. Mientras prevalezca la injusticia –sus privilegios– el resto del mundo puede irse al carajo. Va siendo hora de que noten algo del frío que hace ahí fuera causado, entre otros motivos, por la hipertrofia de un sector público que ellos contribuyen a consolidar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario