Antonio José Chinchetru en Libertad Digital
Al presidente del Gobierno español le gusta la retórica vacía. Rodríguez Zapatero es maestro en declaraciones grandilocuentes, cargadas de una supuesta lírica totalmente vacua y tremendamente cursi. El último ejemplo de ello es su llamamiento a eliminar en esta época digital una "piratería cultural e informativa", objetivo que sería tan urgente como lo fue el de "erradicarla de los mares". Ignora el jefe del Ejecutivo español que una y otra nada tienen que ver.
La marítima (que si bien no alcanza las dimensiones que tuvo en épocas en que filibusteros y corsarios eran una de las grandes pesadillas de los galeones españoles, sigue presente en lugares como las aguas cercanas a Somalia) se caracteriza por su violencia y por ser un atentado contra la propiedad y la integridad física de numerosos seres humanos. La "cultural e informativa" nada tiene que ver con eso. No existe agresión física alguna, ni tampoco robo en cualquiera de sus formas. La llamada propiedad intelectual no es más que una ficción amparada por los ordenamientos jurídicos sin fundamento real alguno.
Pero no ha sido la referente a la piratería la declaración más vacía de Zapatero durante el "Encuentro europeo de medios". El presidente del Gobierno ha abogado por el libre uso de la palabra frente a "la mordaza". Es motivo de alegría que el inquilino de La Moncloa se exprese de esta manera, pero el contento se transforma en indignación al comparar lo que dice con los hechos de su mandato. Sólo por limitarnos a lo referido a internet –si se observan otros ámbitos, el panorama resulta desolador al ver cómo desde su Ejecutivo se ampara el CAC o se trató de impulsar un estatuto del periodista que hubiera retraído al periodismo español a un estado muy parecido al que vivía durante el franquismo– hemos de recordar que desde el Gobierno de ZP se lleva años intentando imponer, en beneficio de la SGAE y similares, normas jurídicas que atentan contra la libertad de expresión.
El último ejemplo de ello es la (mal) llamada "Ley Sinde", o disposición final primera del proyecto de Ley de Economía Sostenible. A estas alturas no debería hacer falta recordar que esta norma, cuya tramitación sigue en marcha, supondrá un serio atentado contra la libertad de expresión en España. Pero como el presidente del Gobierno es capaz de decir lo que dice sin que se le caiga la cara de vergüenza, no sobra insistir en ello.
Como en tantas otras cosas, en materia de libertad de expresión las palabras y las acciones de Rodríguez Zapatero van en sentidos opuestos. Su declaraciones son ampulosas, sus hechos preocupantes. Sería mejor para los españoles que ZP guardara su retórica vacía y respetara más a los ciudadanos. Eso, sin embargo, no va a ocurrir.
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