La nación, la que siempre será nuestra nación, está irremediablemente idiota. Basta ver a toda España pendiente del triunfo de una selección de fútbol que seguramente nunca volverá a jugar un mundial, salvo contra sí misma. Ahí están todos, sufriendo juntos, llorando juntos, aplaudiendo juntos y, sin embargo, pese a semejante plebiscito sentimental, ahí están separándose juntos, juntísimos, tan juntos que no cabe más. Con Bautizar a la Selección Nacional como "La Roja", hacen los progres como que España no está rota, pero lo está, vaya si lo está, como que la han roto ellos. Y acabe el Mundial como acabe, apeados o triunfantes ante Alemania, orgullosos o rencorosos, ya podemos irle, irnos diciendo adiós. Lo de España no lo para ni Casillas.
domingo, 4 de julio de 2010
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