Los parlamentarios católicos que voten a favor del aborto podrán sufrir o no, sobre sus conciencias, el peso del pecado. Un problema individual. El otro, el del delito, es colectivo. Legislar a favor de la muerte del ser humano no deja de ser un terrible contrasentido parlamentario. La Ley del Aborto de Bibiana Aído es la Ley del Crimen del inocente. Ya sabemos que es el Parlamento el encargado de legislar. Pero convendría que alguien tuviera respuesta a la pregunta, tan elemental y sencilla, del portavoz de los obispos. O es que no la hay.
domingo, 13 de diciembre de 2009
Delito legal
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