"A Hermann Tertsch me lo crucé cuando los dos volábamos en dirección a la Rumanía anímicamente descoyuntada de después de Ceaucescu. Nuestros respectivos periódicos se detestaban, pero ¿en qué diablos podía eso concernirnos a nosotros que asistíamos al devastador espectáculo de la caída de las peores dictaduras del siglo veinte? Éramos hombres libres. Habíamos apostado por serlo a cualquier coste. Y nada que no sea la razón cuenta para los libres. Y sólo en la razón libre, amistad significa algo."
"Aquí, donde maestros de la crueldad, como Castro o Chávez, siguen siendo para tantos angélicos héroes liberadores. Aquí, en donde a aniquilar al que razona se llama pacifismo."
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