Contra la degeneración de los regímenes democráticos no podemos, en efecto, cerrar los ojos ni prestar asentimiento, reclamando la convocatoria de un referéndum sobre una ley que conculca el derecho a la vida. Pues, más allá de lo que deparase ese hipotético referéndum, se está aceptando que mediante votación se pueda legislar sobre los fundamentos éticos que garantizan la supervivencia de la comunidad humana, y hasta su propia calificación de «humana».
lunes, 8 de febrero de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario