Nada que no sean desdichas nos trajeron estos seis años de Zapatero. Descrédito, ridículo, ruina... Una excelente planificación de miedo y esperanza mantiene el disparate en pie: terrores pueriles a una demoníaca derecha inventada por la eficaz apisonadora mediática; esperanzas disparatadas, que un bombardeo televisivo idiotizador trueca en certezas. Bastaría plantarse, ojos abiertos, ante la farsa. Pronunciar la vieja fórmula ciceroniana: nec spe nec metu! «¡Ni esperanza ni miedo!» Y el palacio de espejos del poder se haría añicos. Y todo, gongorinamente, se trocaría «en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada». Pero, ¿quién tiene ya fuerza para enfrentarse a la luz?
lunes, 22 de febrero de 2010
Siervos de lo más necio
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