Antes de Obama, los sectores de población por debajo de los 18 años y por encima de los 65 tenían ya un servicio sanitario que nada, absolutamente nada, tiene que envidiar al español. Entre los 18 y los 65, el 85% de la población cuenta con servicios médicos que costean las empresas en las que trabajan. El porcentaje restante corresponde a gente que decide no pagar un seguro de manera voluntaria –generalmente, estudiantes a la busca del primer empleo– o inmigrantes ilegales que temen la expulsión del país. Por si todo lo anterior fuera poco, yo he tenido ocasión de comprobar cómo a la entrada de los hospitales públicos y privados en Estados Unidos cuelga un cartel (a veces en inglés y español porque no es Cataluña) donde se informa de que los que no tengan medios recibirán asistencia gratis. Afirmar que en Estados Unidos no hay servicios médicos para todos es, pues, una burda mentira.
jueves, 25 de marzo de 2010
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