Su estilo de hacer política se ha mantenido en el Reino Unido, sus lecciones no se han olvidado. Primero con un John Major, efímero en el cargo, pero que fue capaz de ganar unas elecciones generales subido en una caja de Coca-Cola cuando nadie daba un duro por un él. Y luego, más tarde, con Tony Blair, primer ministro británico durante diez años, que nunca ocultó su admiración por Thatcher y de quien se decía que su gran éxito político fue ése precisamente: ser un nuevo laborista con políticas conservadoras. Blair se convirtió en el mejor guardián del más puro thatcherismo. Una buena lección para lo que tenemos ahora en España.
jueves, 25 de marzo de 2010
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