Como bien decía Irving Kristol hace ya años, no nos equivoquemos: se puede pedir a los jóvenes que caminen con ceniza en la cabeza y de rodillas hacia Roma, pero no se puede transigir con quien pretende destruir la Iglesia, ni aguar las convicciones para contentar a los que no solamente no se van a contentar sino que están empeñados en aniquilar cualquier ansia por la verdad y el bien allí donde los vean.
jueves, 22 de abril de 2010
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