Lo que enunció hace cien años Pablo Iglesias fue el retrato cumplido del alma del PSOE. Durante un siglo, ha sido un partido que no ha dudado en despreciar la legalidad cuando le convenía, que no ha titubeado en «comprender» a los terroristas y que, si le ha convenido, ha recurrido al derramamiento de sangre. Por eso era inevitable que en el acto de celebración estuvieran los ministros de los años de la corrupción y del GAL, y, sobre todo, Felipe González, el hombre que definió en ese mismo acto lo que puede esperarse de un PSOE pródigo en arrastrar a España al desastre. No decencia, no sentido común, no patriotismo sino «militancia pura y dura». ¡Y encima lo celebran…!
lunes, 14 de junio de 2010
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