A menudo los sindicatos parecen decimonónicos y hablan en términos muy alejados de la realidad laboral. Primero, porque el binomio empresario/obrero ha sido dinamitado con miles de autónomos, pymes y todo tipo de emprendedores que arriesgan tiempo, patrimonio y salud en activar la economía. Y segundo, porque el aumento impositivo hará más daño a la creación de empresas que la reducción de sueldo de los funcionarios. Quizás la cuestión está en preocuparse más por crear empleo que no sólo por defender el empleo que ya existe. Y también en bajar a la condición terrenal. Hoy los sindicatos son grandes estructuras de poder, económicamente fuertes, políticamente dependientes y retóricamente antiguas. Puede que todo ello no explique el fracaso del otro día. Pero explica la irrealidad en la que habitan. "Una empresa es como una bicicleta. O te mueves o te caes", dijo alguien. El problema está cuando sólo se defiende la bicicleta, pero se desprecia el movimiento. Resultado: cinco millones de parados.
viernes, 11 de junio de 2010
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