Manucher Motaki aterriza hoy en un país dichoso de su fútbol. Lo recibirá un ministro dichoso de sí mismo, tal vez porque aún no entiende cómo alguien de su brillantez y expediente puede tener en sus manos la diplomacia de un país más o menos moderno. Departirán como varones civilizados. Nos consuela saber que el ministerio español nos haya asegurado que su política exterior es siempre «muy exigente» con el respeto de los derechos humanos y con el cumplimiento de todas las convenciones internacionales. A la adúltera que aguarda a ser reducida a pulpa por piedras de grosor coránico, esa «exigencia» va a reconfortarla mucho.
lunes, 12 de julio de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario