jueves, 18 de noviembre de 2010

Occidente se queda atrás

Albert Esplugas Boter en Libertad Digital

Hoy las naciones en desarrollo que suman 3.000 millones de personas tienen un crecimiento económico superior al 8% anual, mientras Occidente a duras penas registra tasas positivas. La Unión Europea y Japón están en relativo declive, con asfixiantes Estados de Bienestar y una población cada vez más envejecida. Estados Unidos no está en una situación tan precaria, pero a largo plazo su protagonismo es menguante. Mientras tanto, China sustituye a Japón como segunda potencia mundial, Brasil a España como octava potencia, e India está a las puertas del top 10.

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Quizás consuele que la relativa decadencia de Occidente no implique un deterioro de las condiciones de vida de su población en términos absolutos. Gracias a la globalización, las innovaciones locales devienen globales, de modo que los occidentales también nos beneficiaremos del progreso asiático aunque no estemos por delante de ellos. Al fin y al cabo, de lo que se trata es de promover la máxima prosperidad para todos, no de que unos queden más arriba en el ranking que otros. Al mismo tiempo, si Occidente se queda atrás es porque navega con demasiado peso, y también beneficiaría a todos que aligerara la bodega. Puede que la competencia nacionalista sea ventajosa después de todo: la constatación de que otros te avanzan quizás sea el único acicate de los Gobiernos occidentales para enderezar el rumbo.

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