Las fronteras son la sola esperanza para la huida. Lo fueron entonces. Entre las dos Alemanias; entre el Úlster y la República de Irlanda; entre España y Francia... Pero acabó la Guerra Fría. Se desmoronó el bloque soviético: no por dictatorial; por incompetente. Las fronteras en Europa se borraron. No hubo ya dónde huir. Las hilos de aquellas tristes marionetas fueron cortados. Queda ETA. Ya sin frontera. Sin línea que defina en qué sitio disparar y en cuál ocultarse. El disparo que hace caer al gendarme. El silencio después. El ruido del comunicado que le sigue. La retórica, el último refugio.
lunes, 22 de marzo de 2010
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