Aumentarán los impuestos, los tipos de interés, y la inflación, el impuesto del pobre. Y eso no es lo mejor para el crecimiento económico. Es el resultado de haber transformado el riesgo privado en público. Contrariamente a la convicción socialista de que el dinero público no es nadie, resulta que es de todos, y allí donde podían haber sufrido hace dos años unos pocos, habremos de hacerlo hoy todos. Enhorabuena, socialistas de todos los partidos, habéis seguido con aprovechamiento las sugerencias de Talleyrand: agitar al pueblo antes de serviros de él.
martes, 13 de abril de 2010
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