Agapito Maestre en Libertad Digital
Podemos tener mucha fe en el poder intelectual, o mejor, en los medios propios de la vida intelectual, por ejemplo, la crítica, la comunicación pública, la argumentación, la investigación, etcétera, pero nada de eso, reitero, tiene lugar en el espacio público. Y si no existe una vida pública normal en el ámbito intelectual, entonces no vale para nada tener una idea imaginativa, una solución técnica contra la crisis económica o, sencillamente, exhibir el poderío público de un buen argumento. En otras palabras, podemos seguir trabajando por un público vivo, exigente, despierto, pero reconozcamos lo obvio: no se crea opinión pública. La mayoría de los medios de comunicación, incluidas las tertulias políticas radiofónicas o televisivas, lejos de crear una comunicación política sana, están al servicio del Gobierno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario