José García Domínguez en Libertad Digital
Como bien saben los advertidos, Cataluña no es España: es Sicilia. De ahí que, tras la butifarra con mongetes, el genuino hecho diferencial de Casa Nostra resulte ser la muy inquietante tasa de decesos entre los jefes de finanzas de los partidos. Y es que, contra lo que prevén todas las leyes de la estadística, empezando por la campana de Gauss, expiran con frecuencia algo más que inusitada. Arcanos que nadie alcanza a descifrar llevan a esos señores del maletín, igual en Unió y Convergència que en el PSC, a sufrir una esperanza de vida menor que la de los aborígenes de las más remotas tribus selváticas de África y Oceanía.
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