Este año Carme Chacón, que anda a la caza de cualquier conducta religiosa en el seno de las Fuerzas Armadas para extirparla de inmediato, había fijado sus ojitos en el Corpus. El argumento era doble: en primer lugar, el supuesto laicismo de nuestro ordenamiento jurídico y, en segundo, la existencia de militares de otras confesiones. Ninguna de estas afirmaciones cuenta con un mínimo de solidez. De entrada, nuestro sistema constitucional no es laicista, sino pactista, y establece la presencia de la Iglesia católica y otras confesiones en la vida pública.
viernes, 4 de junio de 2010
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