Juan Morote en Libertad Digital
El destierro que se impone a los disidentes hará que dejen de temer por sus vidas cada noche. Cuando apaguen la luz no habrá un esbirro de los Castro rondando su celda. En cambio, seguirán temiendo por la vida y por la libertad de sus seres queridos, porque serán el próximo objetivo de la red de delatores y policías del régimen socialista cubano. Cada llamada de teléfono les llenará de congoja. Su angustia seguirá mientras la democracia no sea una realidad en Cuba, aunque supongo que esto tampoco lo entenderá Moratinos.
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