José García Domínguez en Libertad Digital
La configuración territorial de España iba camino de poder asimilarse a cualquier orden federal al uso. Como ha escrito Francesc de Carreras glosando la personalidad tan olvidada de Pi i Margall, ya apenas nos restaba coronar el nuevo edificio con un Senado en verdad territorial, y el preceptivo refuerzo de la lealtad entre las partes y el todo, fundamento último de la viabilidad del sistema. Momento procesal en el que irrumpió en escena la nación discutida y discutible del Adolescente. Tras un cuarto de siglo, vuelta a empezar. Y ahora, con la vista fija en la Edad Media, Nueva Jerusalén de su socialdemocracia flácida. Particularismo, asimetría, desigualdad, fueros pedáneos, endogamia fiscal y horizontes confederales. He ahí la gloriosa causa por la que las fuerzas del progreso andan prestas a blandir sus herrumbrosas lanzas. ¡Vivan las caenas, compañeros!
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