Para celebrar el Día de la Constitución, el Gobierno ha puesto en tensión los límites de las garantías con la cuestionable declaración del estado de alarma ante un conflicto laboral. Es lo que el zapaterismo lleva haciendo casi siete años: forzar la Carta hasta reventarle las costuras y acelerar su desgaste como si fuera un traje estrecho.
(...)
A medio plazo va a ser necesario un pacto de Estado capaz de definir nuevas reglas válidas para otras cuantas décadas, y conviene que las fuerzas hegemónicas piensen en ello cuando aborden sus programas electorales si pretenden alcanzar una cierta altura de miras a la medida de sus responsabilidades.
Entretanto, bastaría con que Zapatero deje de estirar las junturas de la Carta para arreglarse a su antojo a base de reventarle los márgenes; justo en vísperas de la efemérides de hoy ha utilizado el estado de alarma con una ligereza como mínimo discutible. Y por si no fuese suficiente ha solventado la crisis de los controladores con una invención extraconstitucional de facto: la copresidencia del Gobierno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario