lunes, 21 de marzo de 2011

Sí a la guerra

José García Domínguez en Libertad Digital

El Zapatero sentido y sincero pacifista, simplemente, no ha existido jamás. Igual que rojo, rojísimo, presto a implantar no se sabe qué siniestra distopía colectivista. O el astuto Maquiavelo portador de un elaborado proyecto a fin de pervertir el secular orden moral de la tribu. Cuentos de Calleja. Literatura de cordel. Pura fantasía. Nada más lejos, tan prosaica, de la verdad. Al respecto, si Rodríguez fuese el Anticristo que quiso ver en él alguna opinión dada al tremendismo, habría, al menos, una gota de grandeza en el personaje; la suficiente como para simpatizar con su causa. Pero, ¡ay!, Zetapé ni un solo instante ha dejado de ser lo que siempre ha sido: un vulgar oportunista.

Un simple estraperlista de emociones lo bastante astuto como para disfrazar de noble afán utópico la vergonzante cobardía, el miedo atroz que atenazó al pueblo soberano en ciertas vísperas de marzo. Ahí, en el diestro manejo electoral de las miserias más inconfesables del censo, empezaría y acabaría el pacifismo presunto de ZP.

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