Son como niños, dicen, pero niños muy mal educados y peligrosos. «Tenemos los mismos derechos que cualquier persona de nuestra edad», acostumbran a sentenciar. No. Un error de raíz. No tienen los mismos derechos que un estudiante o un joven que trabaja diez horas al día a cambio de un sueldo mileurista. Cuando se ganan más de seis millones de euros al año –y equiparo por lo bajo–, no se tienen derechos, sino deberes, obligaciones y plena dedicación.
martes, 29 de diciembre de 2009
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