Si el Gobierno, la ministra de Defensa y su secretario de Estado creen que estas personas son merecedoras de una distinción, ¿por qué militar si precisamente son protagonistas de un desprecio a la conducta de los militares? He llegado a pensar que se trata de una provocación gratuita, de un desaire a todo el admirable y disciplinado estamento militar. De no ser una provocación, habría que buscar la decisión de premiar a los «úmedos» en los más inaccesibles espacios del revanchismo político majadero.
viernes, 9 de abril de 2010
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