La inconsecuencia del discurso de Rajoy cabe buscarla, no ya en el lenguaje claramente populista que algunos miembros de su partido han empleado para denigrar cualquier mínima liberalización del mercado laboral, sino en la palpable contradicción entre las palabras de Rajoy y las políticas implementadas por el PP allí donde está gobernando (con la feliz excepción de la Comunidad de Madrid).
sábado, 26 de junio de 2010
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