José T. Raga en Libertad Digital
El pueblo español, recuerda avergonzado, aquel comienzo glorioso y campanudo en el que el señor Rodríguez Zapatero fue a explicar a sus colegas europeos cómo había que afrontar la crisis y qué medidas tomar para salir de ella, cuando hubo que recordarle que su país estaba hundido y que él no sabía ni por dónde empezar. Por ello, cuando le oía el miércoles aquellas cosas, sólo vino a mi mente la grandeza de la misericordia de Dios que sume en la amnesia más profunda a quien más la necesita.
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La cuestión, ahora que ha terminado esa pesadilla, es cuánto tardará España en recuperar la dignidad y la credibilidad perdida. Como no cambien otras variables, temo que la cosa va para largo. ¡Dios no lo quiera!
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