José María Marco en Libertad Digital
En vista de lo ocurrido con el "cheque-bebé", tal vez se pueda predecir que estas medidas tendrán poco éxito mientras no cambie la cultura subyacente. Una sociedad en la que la creencia en Dios o la creencia en la nación son datos prescindibles de la realidad, no tiene por qué tener hijos. ¿Para qué traer niños al mundo si no se cree en la trascendencia ni se cree en el futuro de la propia sociedad? Los franceses, escépticos en materia religiosa, siguen creyendo en su país, es decir en la familia, en la transmisión del patrimonio, en la responsabilidad de los padres (la de la madre, porque el feminismo francés no ha destrozado la maternidad, y la del padre, que allí no es un machista por naturaleza). Los norteamericanos, a pesar del ingente esfuerzo de sus élites para que imiten el nihilismo europeo, siguen creyendo en Dios y en su país. En general, el resto de los países occidentales, incluido el nuestro, creen poco en cualquiera de las dos cosas.
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