Dada la campaña de tergiversaciones, quizás todavía no esté de más recordar que el bloqueo en situaciones de guerra es un acto legal y unilateral, no necesita el permiso de nadie, y los no beligerantes están obligados a respetarlo a riesgo de convertirse en parte del conflicto. Y, por supuesto, se ejerce en alta mar. Hablar de piratería es una broma sectaria y los vídeos e infinidad de testimonios, incluidos los previos acerca de las intenciones, no dejan lugar a dudas sobre quién agredió a quien. Conviene también recordar que así como hay embargos sin bloqueo (el de Estados Unidos respecto a Cuba, que no afecta a terceros), el de Gaza es un bloqueo sin embargo. Una vez controlada, toda la ayuda humanitaria que no sea de doble uso entra en el territorio.
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¿Quién puede querer a una Turquía así en Europa? ¿Estamos perdiendo un valiosísimo aliado o nos hemos librado de introducir en Europa una bomba de relojería islámica? Obama ha echado el resto para calmar a Erdogan, porque sin Turquía a su lado, no digamos en contra, el mundo se vuelva mucho más complicado de lo que ya es: ¿pero de verdad es sólo una cuestión de paños calientes? Por no hablar, de momento, del siempre fluctuante, y casi nunca para bien, Oriente Medio.
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