Olivia Moya en Libertad Digital
Todo comenzó en el inicio de este curso en un colegio concertado de Lugo. La pequeña, a la que denominaremos con la inicial S., dejó claro en su ficha a su tutora que era castellanoparlante. La profesora, que en otros tiempos no dudaba en llamar "paletas" a las niñas que llegaban de las aldeas y que hablaban en gallego según denuncian, la “marcó” delante de todos sus compañeros. Tras decir en alto su nombre y apellidos, manifestó: “Qué penita me dan estos niños, tienen una pobreza cultural tan grande…” Y ahí comenzó el calvario de la pequeña S.
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