Ignacio Camacho en ABC
En este país tan raro que vive como un rico sin serlo hay docena y media de televisiones autonómicas y varios cientos de emisoras municipales que pierden más de mil quinientos millones de euros al año sin que nadie se plantee cerrarlas o al menos someterlas a un ajuste de mercado. Cuando Europa nos presiona para recortar gasto público les metemos antes mano a las pensiones y a los sueldos de los funcionarios que a ese sumidero a fondo perdido en el que los caciquillos territoriales organizan su particular autobombo. Nuestra clase política está dispuesta a cualquier sacrificio —ajeno, por supuesto— antes que renunciar a su cuota de telediario casero. Los virreyes que lloran la falta de presupuesto para la Ley de Dependencia firman sin pestañear las subvenciones con que tratan de enjugar el déficit de sus aparatos de propaganda.
miércoles, 17 de noviembre de 2010
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