Pilar Rahola en La Vanguardia
Es evidente que el verdugo es Marruecos, que hablamos de una dictadura implacable, que los saharauis son las víctimas inequívocas, abandonadas a su suerte, y que su pacífica causa, secularmente violentada, es una vergüenza para el mundo. Pero el periodismo no debe considerar que una de las partes dice toda la verdad, y cuando se utiliza como fuente de información a una activista implicada en la causa y se abre con sus datos un informativo, lo más probable es que se esté haciendo pura propaganda. El hecho de que nos caiga más simpática esta fuente que la otra no la convierte en más fiable. De ahí a publicar fotos de niños de otro conflicto y darlos por buenos va un simple paso que, por cierto, ya se ha dado.
miércoles, 17 de noviembre de 2010
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