No investigan al superjuez por perseguir la dictadura, sino por saltarse la Ley, que se aprueba en el Parlamento democrático. Esto es un Estado de Derecho y Garzón una leyenda impropia de un oficio donde los laureles debieran ser: el feliz anonimato, el orgullo íntimo de impartir justicia y la soldada a fin de mes. Pero no, Baltasar está sobre los cuernos de la Luna, celestial y para la izquierda «almodo-bolivariana», liberado como un buda del ordenamiento que obliga al resto de bípedos con DNI en vigor.
jueves, 15 de abril de 2010
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