Cristina Losada en Libertad Digital
Mira que han tenido tiempo. ¿Cómo han tardado treinta y dos años, Villarejo, Méndez, Toxo y compañía, en recordar el deber inexcusable de procesar a Franco? ¿Por qué reprimieron esas ansias de justicia? Y, una vez llegada la ocasión, ¿cómo no se amotinaron contra la Fiscalía y el Gobierno que se opusieron al benemérito intento del juez? Vanas preguntas, inútiles razonamientos, ante una operación de lifting sentimental de la izquierda. El franquismo y la Guerra Civil son los parques temáticos a los que acude para remozar su fachada. Allí recrea sus mitos originarios, recompone su frágil identidad y recarga superioridad moral. Porque allí, el enemigo resucita y toma cuerpo y renace el odio, ese gran motor de la peor política.
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