Editorial de Libertad Digital
Hay muy pocas naciones sobre la Tierra, y desde luego ninguna en Europa, que hayan sufrido tantas tragedias como Polonia. La casualidad ha querido que su último presidente haya muerto precisamente mientras acudía a conmemorar el exterminio en Katyn de su elite política, militar y social en 1940 a manos del ejército soviético. Kaczynski ya no estará más dirigiendo el devenir histórico de su querida nación, pero entrega a sus compatriotas el legado de su compromiso con las ideas en que siempre creyó y la honestidad intelectual y el valor político para llevarlas a cabo sin pedir perdón por ello. Que la tierra le sea leve.
domingo, 11 de abril de 2010
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