Hace unos días, al inicio de la campaña electoral, Marcial Martín (presidente del PP albaceteño y responsable económico del PP de Castilla- La Mancha) fue al municipio conqueño de San Clemente y en el mitin cargó contra las medidas aprobadas por el Gobierno de Zapatero. De la obligación de ir por autopista a menos de 110 kilómetros por hora, por ejemplo, dijo que él no le hace caso y que va a la velocidad que le parece, heroicidad de la que se mostró orgulloso.
No seré yo quien defienda esa fanfarronada, pero basta viajar un poco por autopista para ver que la reducción a 110 es una de las grandes tontunas del actual Gobierno español. La excusa de ahorrar combustible no se la cree ni el ministro de Industria, Miguel Sebastián, y el miedo es que llegue el 30 de junio y se olviden de su promesa de volver ese día a los 120. Pero es que 120 por hora también es un churro. No les diré a qué velocidad circulo yo cuando voy por autopista para que no me puedan acusar de incitar a la infracción pero, habiendo dicho esto, me parece que se intuye. En un momento que en Europa la tendencia es que se pueda ir todavía a más velocidad en aquellos tramos donde no hay peligro, la obcecación del Gobierno es grotesca. Desde hace cosa de año y medio, el Movimiento 140 lucha para que la velocidad por autopista sea de 140 kilómetros por hora, una propuesta tan razonable que, la semana pasada, Francisco Reynés, consejero delegado de Abertis, dijo que, tal como tenemos las autopistas y el parque automovilístico, podríamos subir la velocidad máxima a 140 sin que ello supusiera aumento de siniestralidad. Sin embargo, esa evidencia, al Gobierno le importa un pito. Ellos viven obsesionados en rendir pleitesía a las últimas manías pijoprogres que les quedan, y esa es una. Y así seguirán aunque, para justificar su decisión, tengan que manipular los datos, como hizo el jefe de la Dirección General de Tráfico (DGT), Pere Navarro, a mediados de abril. Explica ElAntirradar.com –blog imprescindible para saber todo lo que esconde la DGT– que el 13 de abril, el gerente de una empresa de embutidos y precocinados de Cañete de las Torres (Córdoba) tuvo un accidente yendo en moto. Murió. Como ese accidente impedía que Navarro hiciera el discurso triunfalista que quería hacer en el programa de Carlos Herrera en Onda Cero, los encargados de introducirlo en el sistema informático se hicieron el despistado y no lo introdujeron hasta dos días después de que Navarro hubiera ido a Onda Cero. Así no computó. De manera que exactamente hubiese podido ser que, mientras Navarro mentía por la radio diciendo que, gracias a su política de reducción de velocidad, aquellos días no había habido ningún muerto en ninguna carretera española, la familia del gerente de la empresa de embutidos y precocinados muerto estuviese, precisamente, enterrándolo.
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