Con la Transición se dictaron toda clase de medidas de reparación y se procedió a amnistiar, con la más amplia generosidad imaginable, a los responsables de los crímenes (es imposible escribir criminales). El gesto de perdón era, en sí mismo, un programa político: nunca más. Aquello no implicaba en modo alguno la censura, y de hecho desde entonces ha predominado en todas las esferas la versión de quienes se consideran (¿por qué?) herederos de los vencidos. Es difícil de comprender que treinta años después de este ejercicio, y setenta años de la guerra, el Gobierno español se empeñe en dinamitar el trabajo que hizo posible primero la prosperidad y luego la convivencia en libertad de los españoles.
lunes, 19 de abril de 2010
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