Carlos Alberto Montaner en Libertad Digital
Ellos saben que nadie cree esas mentiras, pero el propósito de repetirlas no es exactamente tratar de desacreditarme, sino construir artificialmente una descalificación que me deshumanice para hacer imposible cualquier trato. El mensaje al interior de Cuba, a los intelectuales y a los políticos es muy claro: los adversarios de la dictadura cubana no son personas. Son monstruos y con los monstruos no se habla, se les denigra y aplasta.
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