sábado, 28 de marzo de 2009

La Tertulia con los Catedráticos - 29/03/09

La sacralización del terror

Inédito de Carlos Semprún Maura en Libertad Digital

En Defensa, no perdamos la Carma

Pablo Molina en Libertad Digital

De dioses y de crisis

Eugenio Trías en ABC

El Papa y la Libertad

Tomás Cuesta en ABC

Hacia el altar del sacrificio

Juan Manuel de Prada en ABC

El tren antiespañolista

Edurne Uriarte en ABC

Password

Laura Campmany en ABC

La rebelión de las mazas

Ignacio Ruiz Quintano en ABC

Saldremos de la crisis

Yolanda Gómez en ABC

Un derecho inexistente

Pablo Nuevo en La Razón

Árboles

Alfonso Ussía en La Razón

Gobiernos y bancos

Carlos Rodríguez Braun en La Razón

La calamidad

Gloria Lomana en La Razón

Genios secundarios

Jorge Berlanga en La Razón

Triunfar en EEUU

John Stossel en Libertad Digital

Empleo e inflación

Juan José Mora Villalón en Libertad Digital

El PSOE y CiU tienen razón, o casi

Antonio José Chinchetru en Libertad Digital

Al inventor del "liberalismo simpático", el diputado popular José María Lassalle, no se le ocurrió mejor idea que presentar una Proposición no de Ley para crear un Premio Nacional del Blog. De haber prosperado, España habría sido el primer país del mundo en el que el Estado otorga galardones a las bitácoras (ya existen otros reconocimientos que nacen de la iniciativa privada y que gozan de un gran prestigio). Tal vez a algunos les pueda parecer que esto hubiera estado muy bien, que habría resultado muy moderno ser los pioneros en reconocer oficialmente el valor cultural de este tipo de webs. Pero no es así. Por fortuna, la idea ha sido finalmente rechazada gracias al voto en contra del PSOE y CIU. Estos partidos han acertado, pero no del todo. Su postura ha sido la adecuada, pero no sus motivos.

Dicen los socialistas que la proposición del PP es "ocurrente" –en lo que tienen razón– pero que peca de "indefinición" y que es necesario "estudiar el carácter del blog como un nuevo género de creación cultural". Además, anuncian que presentaran una iniciativa parlamentaria similar, destinada a premiar los sitios web cuyo objetivo sea el fomento de la cultura. El motivo del rechazo de los convergentes no resulta nada sorprendente. Según ellos, el premio debe existir, pero sólo si puede otorgarse a autores de bitácoras que escriben en cualquiera de las lenguas oficiales existentes en España y no sólo en castellano. Motivo de rechazo peculiar, puesto que la Proposición presentada no habla en ningún momento de idiomas.

Tanto la Proposición no de Ley como los motivos para rechazarla son terribles. Todos pretenden, o al menos no buscan impedirlo, aumentar la intromisión del Estado en el ámbito cultural. Entre socialistas y nacionalistas no hay que sorprenderse debido a que el intervencionismo se encuentra en la propia esencia de esas ideologías políticas. Pero debería ser muy diferente en un diputado del PP que no sólo se define como liberal, sino que además pretende dar lecciones sobre qué significa esto último. Una muestra más de que ese "liberalismo simpático" que Lassalle propugna no es ni una cosa ni la otra.

La trampa de todos los galardones nacionales relacionados con la creación artística o literaria es que los políticos pretenden definir quiénes son los máximos exponentes culturales del país a través de la designación de los miembros del jurado. Y eso es algo que no les corresponde (es más, no debe entrar ni tan siquiera a definir qué es y qué no es cultura). De hecho, como resultó evidente con el Premio Cervantes que se otorgó al analfabeto digital con espíritu de censor Antonio Gamoneda, estos reconocimientos sirven muchas veces para elevar a los altares y premiar a los afines al Gobierno o a las amistades de quienes ahí están. No sería diferente en el caso de que se instituyera un Premio Nacional del Blog.

Con la excusa de este galardón, el Estado metería sus manos en el ámbito de las bitácoras. Terminaría utilizando el dinero de los ciudadanos para gratificar, primero vía premios pero después a través de las subvenciones que terminarían llegando –o incluso cánones– a los bloggers afines al poder político. Justo lo mismo que ocurre con el cine o la literatura.

Camino de la miseria absoluta

Emilio J. González en Libertad Digital

Refugio de delincuentes y manirrotos

José T. Raga en Libertad Digital

Diccionario económico de andar por casa

Amando de Miguel en Libertad Digital

Público impúdico

GEES, Grupo de Estudios Estratégicos, en Libertad Digital

Zapatero gallardonita

Emilio Campmany en Libertad Digital

Los liberales y el derecho a la vida

José María Marco en Libertad Digital

¡Inútil, inútil!

Maite Nolla en Libertad Digital

Eugenesia contra el supuesto calentamiento

Pablo Molina en Libertad Digital

Los ecologistas por fin hablan claro. Después de algunos años especulando sobre las consecuencias dramáticas de un supuesto calentamiento global, teoría en la que ya sólo creen los presentadores de La Secta, y con todos los gobiernos progresistas legislando para “salvar” al planeta empobreciendo a sus habitantes, llegan ahora a la estación final de su absurdo periplo pidiendo, directamente, acabar con la humanidad. No toda, claro, porque alguien tendrá que quedarse para supervisar el éxito de la medida (ellos, por supuesto, que son los que “entienden”), sino, pongamos, la mitad.

Sorprende que después de una década en que la temperatura global no ha experimentado ningún calentamiento, y un último invierno en el que el grajo ha volado muy bajo con la consecuencia conocida, los ecolocos hayan decidido poner en marcha esta campaña grotesca en la que proponen una “solución final” para los problemas de la Tierra (muerto el hombre se acabó el CO2). Debe ser que las evidencias que están llevando a pensar a muchos científicos que en lugar de calentarse el planeta nos aproximamos a otra etapa glacial son tan abrumadoras, que los fieles de la Iglesia de la Calentología han decidido realizar este último esfuerzo pedagógico para preservar las toneladas de billetes de euro y dólar que reciben anualmente, casi tantas como el jet de Su Goricidad emite de CO2 a la atmósfera.

La idea de reducir drásticamente la humanidad a través de programas de esterilización y control de la natalidad obligatorios ha surgido de una universidad norteamericana, pero a este lado del Atlántico ya hay quien la ha tomado muy en serio. En concreto, un asesor del primer ministro inglés apellidado Porrit, al que desde aquí mando cortesmente a la ídem, es partidario de reducir la población de las islas británicas a la mitad. Malthus proponía lo mismo con la excusa de que el planeta no podía alimentar a tanta gente en el futuro. Sus herederos intelectuales lo hacen para reducir el nivel de CO2 atmosférico, con lo que demuestran haber superado en cretinismo al maestro.

En todo caso, obras son amores y no buenas razones, así que espero que los promotores de la idea den ejemplo capándose ellos los primeros, a poder ser sin anestesia. Sólo entonces comenzaremos a tomarles en serio.

Un Gobierno insolvente

Editorial de Libertad Digital