martes, 9 de marzo de 2010

¡Provocadora!

Cristina Losada en Libertad Digital

No teníamos un razonamiento semejante desde aquellos jueces que achacaban la violación de una mujer al hecho, provocador, de que llevaba minifalda. Iba enseñando muslo y qué iba a hacer el hombre. Ella se lo estaba buscando. Como Rosa y los demás. Se lo buscan los demócratas al acudir a lo que hace tiempo dejó de ser un templo del saber para convertirse en santuario de ignorantes que defienden con violencia su incultura. Ya pueden estar contentas las Sturmabteilungen del catalanismo. Al guiño cómplice de quienes rigen las instituciones, a la protección que les dispensa el poder, a la prensa servicial que denigra a los no nacionalistas, se acaba de unir El Mundo. Bienvenido a la charca.

El Mundo de Cataluña publica una columna que equipara a Rosa Díez con sus agresores. Raúl Vilas en Libertad Digital

Miguel Bosé

José García Domínguez en Libertad Digital

Cuesta admitir la idea central de Hannah Arendt, ésa de la banalidad del mal, aplicada al nazismo. Los nazis no eran banales. Al contrario, creían con sincero fanatismo en lo que hacían; para muchos de ellos, constituía la razón última de su existencia. ¿Qué pensar, sin embargo, de gentucilla como Bosé? Alguien dispuesto a bendecir cualquier crimen a cambio de un minuto de efímera gloria promocional en los telediarios. Sólo, exclusivamente por eso. "En todas las ciudades hay mil tipos dispuestos a aplaudir a quien sea y a su contrario", garrapatearía Hitler en Mi lucha. Así, obsoleto y banal, Bosé.

Zapatero al rescate de Garzón

Editorial de Libertad Digital

Como las desgracias nunca vienen solas, Zapatero no sólo se mete donde no le llaman y donde no puede meterse, sino que se abstiene de intervenir donde sí debe de hacerlo, como es el caso de los duros ataques que otro juez, Eloy Velasco, ha sufrido por parte del Gobierno venezolano. Nicolás Maduro, ministro de Exteriores de Chávez, ha dicho bien alto que Velasco está vinculado con "la mafia de Aznar", un intolerable insulto para un miembro de la judicatura española con una hoja de servicios impecable. Pero Zapatero, tan solícito por defender a Garzón, no ha dicho nada respecto a Velasco, realmente ultrajado, y no por la Justicia, sino por un Gobierno extranjero y dictatorial.