martes, 11 de enero de 2011

Proyecto Smiley

Carlos Rodríguez Braun en La Razón

Uno de los errores políticos de las últimas décadas, cometido en primer lugar por los propios socialistas, fue considerar a Smiley un Bambi, o un tontaina inofensivo, o un demagogo más. Es verdad que su aspecto y su retórica invitaban al equívoco: desde su sonrisa amable y perpetua hasta su lenguaje meloso de tolerancia y derechos. En realidad, se trata del peor presidente de la España democrática. Tal es el diagnóstico del libro breve pero enjundioso de Ignacio Arsuaga y M. Vidal Santos: «Proyecto Zapatero. Crónica de un asalto a la sociedad», publicado por Hazte Oír. Su tesis es que Smiley fue más allá que González, un gobernante siniestro pero que no se atrevió a atacar a la familia, la nación, la religión, la convivencia, la memoria, como lo han hecho Smiley y sus secuaces; aunque corresponde reconocer que éstos trabajaron sobre terreno conquistado, como en la educación, la cultura y las redes clientelares. Lo escalofriante de este libro es que sus autores no inventan nada: toman directamente las citas de los jerarcas socialistas y ahí está a la vista el plan totalitario de «transformación de la sociedad» desde el Estado, el único protagonista que concede derechos y determina morales. Nuestras hijas pueden abortar con facilidad pero tienen terminantemente prohibido fumar: si usted mantiene la suficiente serenidad como para escandalizarse ante tamaño desconcierto moral, apreciará el valor de este libro.

Se busca cuidadora

Alfonso Ussía en La Razón

Usabiaga lleva siete meses sin posar sus labios sobre la frente o los mofletes de su madre, y no hay derecho a ello, porque Garzón lo sacó de la cárcel para que procediera al acurruque materno, no para que se pasara todo el día tomando vinos con los etarras y los batasunos. En otros tiempos, un Garzón cansado de cuidar a la madre de Usabiaga podía dar un portazo, volver a la Audiencia Nacional y revocar su decisión. Pero hoy en día, Garzón tiene menos influencia en la Audiencia Nacional que este servidor de ustedes en el Ministerio de Sanidad y en el municipio de Benidorm, que son la misma cosa. Y Usabiaga se está aprovechando de la confusión imperante, incumpliendo sus obligaciones mientras negocia con sus amigos de la ETA y sin hacerle caso a su madre, que tanto lo necesita y añora.

Los de la boina

José García Domínguez en Libertad Digital

La única certeza verificable del videoclip de ETA, a saber, que aún no lucen maduros los gudaris para despegarse la chapela del cráneo, empeño que debería constituir el primer paso con tal de bajar algún día del monte. Y es que, ésa de la estética, no resulta cuestión baladí. Quítensele si no casquete y chirucas al carlistón que declama la cantinela del diálogo. Arránquensele a continuación los aretes que a buen seguro luce en ambas orejas. Depílesele el entrecejo. Desvélensele acto seguido las virtudes de la ducha, antes de rociarlo con un buen desodorante. Y por último, anúdesele al cuello una corbata de Hermès. ¿Acaso lo que resta tras el pulido no es un respetable catalanista pronunciando la enésima alocución institucional sobre el derecho a decidir? Lo dicho, que se operen de lo de la boina. Para empezar.

El precio de la nueva tregua-trampa ya lo estamos pagando

Editorial de Libertad Digital

Aunque muchos quieran hacernos creer que lo único que queda por dilucidar es cuál será el precio político que estará dispuesto a pagar el PSOE, lo cierto es que ese precio ya lo estamos abonando con el desarme del Estado de derecho ante ETA.

El comunicado auténtico

Hermann Tertsch en ABC

El comunicado auténtico, más claro y clásico, lo habían emitido bastantes miles de voces congregadas por ETA en Bilbao el sábado. A las que el juez Santiago Pedraz otorgó permiso para manifestarse porque consideró que los padres de los asesinos no pierden el derecho de reírse de las víctimas de sus hijos. «Sin amnistía no hay paz». Es decir: «Tuvimos y tenemos la razón para mataros. Dadnos lo exigido e impunidad. Si no, os seguiremos matando». Ese es el comunicado auténtico.