jueves, 29 de julio de 2010

Tiranos en tiempos de democracia

Jorge Valín en Libertad Digital

Nuestra era no se caracteriza por la libertad como afirman los oligarcas del poder. Nuestra era se compone de una sociedad de esclavos complacientes con el Gobierno, caracterizada por las subvenciones al empresario, al ciudadano llorón, al rentista gubernamental y a la pereza intelectual del ciudadano adicto a la información manipulada y a las campañas de concienciación (lavados de cerebro).

Acto de soberanía

Antonio Robles en Libertad Digital

El Parlamento de Cataluña con Montilla a la cabeza ha aprobado "La ley de Vegueries" en un acto de claro desafío a la sentencia del Constitucional que las interpretó inconstitucionales si se oponían a las provincias. Ese "acto de soberanía", a decir de Puigcercós, en realidad, "es un acto de rebeldía" contra el orden constitucional y habría de tener inmediata respuesta por parte del Estado. Dejarlo correr convierte en cómplices de un delito de desacato al propio presidente de España, Rodríguez Zapatero.

¡Libertad de conciencia!

Agapito Maestre en Libertad Digital

Los "políticos" no ejercen como tales, entre otros motivos, porque no tienen libertad de conciencia. En verdad, su conciencia moral no existe. Son esclavos de esos seres "superiores", los jefes de los partidos políticos, que dirigen sus destinos con la misma displicencia e indolencia que ellos imponen a sus electores. Eso es lo que hay en España: esclavos de esclavos. Terrible.

Humanitarismo con las bestias, bestialidad con los humanos

Guillermo Dupuy en Libertad Digital

Aquí quien está encadenando y tratando a los ciudadanos como a animales son los que utilizan la ley, no para preservar su libertad, sino para dictaminar lo que los ciudadanos no pueden comer, beber, inhalar, recordar o, como en este caso, contemplar. Aquí, quien trata a las personas como animales es quien utiliza a estos como excusa para construir en Cataluña, o donde fuese, un coactivo molde identitario, un agresivo "hecho diferencial" que disuelve al individuo en la tribu, que es lo más parecido a una ganadería o a un rebaño.

No olvidemos la mayor bestialidad de todas: la legalización del aborto. Queda claro que a nuestros gobernantes les importa más la vida animal que la humana.

El motín de Montilla

Emilio Campmany en Libertad Digital

La opinión pública europea sabe hoy que los toros están prohibidos en Cataluña, pero no tiene ni idea de que allí no se puede estudiar en español, cosa insólita que hubiera llamado tanto o más su atención si previamente nos la hubiera llamado a nosotros.

El apocalipsis de los tartufos

Cristina Losada en Libertad Digital

Desde hace décadas se denigra y persigue lo español –y el español– en Cataluña, y se acosa, agrede y excluye a los no catalanistas. Pero nada de eso, nada de lo que entraña vulneración de derechos y libertades fundamentales, ha provocado una indignación de un calibre similar a la que ha concitado la abolición de un espectáculo tradicional.

Pues menos mal que no fue con un toro...

Condenado a 14 años de cárcel por mantener relaciones sexuales con un burro

Menos España es menos libertad, también en los toros

Editorial de Libertad Digital

Al margen de que ninguna iniciativa ciudadana ni ningún programa de partido debería tener legitimidad para pretender cercenar libertades individuales, esta ley prohibicionista no sólo supone una falta de respeto a la minoría, sino que ha sido votada, además, por los diputados de CiU y del PSOE que lo hacían, no en defensa de un programa y en representación de los ciudadanos, sino con libertad de voto, en función de su "conciencia" y "sensibilidad". Una libertad de conciencia y de sensibilidad que, por cierto, no se ha concedido recientemente con respecto a la ley del aborto, cuando lo que estaba en juego era la protección de la vida de los seres humanos en el seno materno.

Lo cierto es que debería haber sido la conciencia y la sensibilidad de cada ciudadano, y no unos pocos diputados que actúan según sus propios intereses, las que deberían respaldar o rechazar el espectáculo de los toros.

Aun así, a nadie debería sorprenderle esta deriva liberticida que algunos ya denunciaron estérilmente hace décadas cuando se comenzó a prohibir en Cataluña la enseñanza en castellano, lengua propia de más de la mitad de los catalanes. Y es que la tarea de erradicar de Cataluña todo lo que la asemeja con el resto de España está abocada indefectiblemente a cercenar no pocas de sus libertades.