jueves, 3 de junio de 2010

La madre de todas las desproporciones

Serafín Fanjul en Libertad Digital

Que Israel intercepte en supuestas aguas internacionales (al parecer, dentro de las 200 millas) un mercante hostil y dispuesto a entrar ilegalmente en su territorio, no es ni mejor ni peor que cuando lo hace cualquier otro Estado. Sólo en el siglo XX, miles y miles de casos. La Marina Española, hace pocos años, asaltó –e fixo ben– un barco con misiles para Irán en el Golfo de Aden y los abordajes de buques por la Guardia Civil, en mitad del Atlántico, por sospechas de narcotráfico, han menudeado. E igualmente está bien que lo hagan.

En cuanto a la proporcionalidad, progres y exquisitas señoras de derechas tienen buen cuidado de no ponerse frente a una turbamulta de islamistas armados con barras y cuchillos, avisado proceder que los soldados de Israel no pueden permitirse.

Israel, el odio y los progres

Cristina Losada en Libertad Digital

El abordaje a los buques que pretendían romper el bloqueo impuesto a Gaza para evitar la entrada de armas está, desde luego, sometido a la crítica. De hecho, ha sido criticado en Israel por la prensa, por los partidos y por miembros del Gobierno. No hace falta que Zapatero le recete esa dosis de "reflexión profunda" que él mismo es incapaz de administrarse. Pero los vendedores de la marca "izquierda" no pueden desaprovechar la ocasión de endilgar su producto más preciado: la superioridad moral, que requiere de su contraria para brillar en su esplendor todo. Necesitan un malo malísimo para presumir de lo buenos que son. Y, como San Obama ha retirado a Estados Unidos del papel de Lucifer planetario, sólo queda Israel.


Amigos de un segundo Holocausto

Pío Moa en Libertad Digital

Con el tiempo, los políticos palestinos han derivado de su tendencia laicista y simpatizante con los movimientos comunistas, a un mayor integrismo islámico y difusión de la propaganda hitleriana. A sus simpatizantes en Europa –simpatizantes de un segundo Holocausto, aunque muchos no sean del todo conscientes de ello y otros lo nieguen con perfecta hipocresía–, les da igual: Israel es la única democracia y país pro occidental en la zona, y sólo ello concita todos sus odios. Porque no debe olvidarse que esas actitudes y retóricas justificativas provienen de los ambientes creados en la guerra fría por la propaganda soviética, muy vivos todavía bajo disfraces diversos, pese a la caída del Muro de Berlín.