Manucher Motaki aterriza hoy en un país dichoso de su fútbol. Lo recibirá un ministro dichoso de sí mismo, tal vez porque aún no entiende cómo alguien de su brillantez y expediente puede tener en sus manos la diplomacia de un país más o menos moderno. Departirán como varones civilizados. Nos consuela saber que el ministerio español nos haya asegurado que su política exterior es siempre «muy exigente» con el respeto de los derechos humanos y con el cumplimiento de todas las convenciones internacionales. A la adúltera que aguarda a ser reducida a pulpa por piedras de grosor coránico, esa «exigencia» va a reconfortarla mucho.
lunes, 12 de julio de 2010
Muchas gracias
La selección española funcionó como una máquina bien engrasada, en la que cada pieza cumplió la función que le habían encomendado e incluso dio de sí esa «milla extra», que suele traer la victoria. Y esto es tan extraño en la España de hoy, donde cada parte tira por su lado, que vale más que todas las copas mundiales.
Perros del hortelano
Este Mundial de fútbol ha servido para que, siquiera por unos días, los españoles dejáramos de ponernos obstáculos y entorpecimientos; y, a rebufo de las victorias futboleras, hemos llegado a creer que meter goles en la vida puede ser mucho más sencillo de lo que con frecuencia parece.
Una buena ocasión para gritar "Viva España"
Por muchas campañas de intoxicación y adoctrinamiento que se hayan perpetrado desde los poderes públicos para erradicar la idea de España en algunas partes de nuestro territorio, ésta perdura y emerge con fuerza incluso allí donde algunos la creían extinta. Ojalá la celebración de este tipo de gestas contribuya a que en lo venidero la exhibición de los símbolos nacionales se vuelva más habitual y corriente, especialmente en aquellas regiones donde existe una auténtica represión social y política contra quienes osan manifestarse como españoles.